Las redes sociales forman parte de las nuevas tecnologías de comunicación. Son una herramienta al alcance de millones de personas y constituyen un futuro previsible de medios de comunicación para nuestros hijos. Actualmente se encuentran a nuestra disposición para hacer lo que siempre hacemos con todo lo que cae en nuestras manos: subjetivizarlas...
Toda la tecnología que creamos a lo largo de la historia de la humanidad fue, es y será algo así como un arma de doble filo: depende absolutamente de nosotros el uso que le demos. Con esto quiero decir que no estoy ni en contra ni a favor del uso de las redes sociales, son una herramienta. Debemos conocer sus pro y sus contras para saber con qué lidiamos y para poder educar a las siguientes generaciones. Quiero decir que nunca debemos comprar todo los que nos venden, ni de una ni de otra parte...
En el último tiempo han sido difundidos varios artículos sobre investigaciones científicas que sostienen que el uso de FaceBook causa depresión, envidia, infelicidad... También, en contraposición a estos, se ha divulgado un estudio que los desmiente. En el presente artículo veremos cómo una perpectiva psicológica puede echarle luz a los supuestos efectos que FaceBook produce en sus usuarios.
El primero de los estudios científicos antes mencionados, fue llevado a cabo por los sociólogos Nicholas Borde y Hui-Tzu Grace Chou (Universidad Utah Valley) y sus conclusiones se basaron en una encuesta a 425 estudiantes de pregrado, a quienes se les pidió valorar ciertas frases en forma positiva o negativa: “Muchos de mis amigos tienen una vida mejor que yo”, o “La vida es justa”. Los investigadores también midieron el tiempo que cada uno pasaban en la red y encontraron una estrecha relación entre el tiempo que cada uno dedica a utilizar FaceBook y la depresión. Concluyeron que al ser esta una red social donde cada uno busca dar la mejor imagen, se crea la sensación de que otros gozan de mayor felicidad. En contraste, quienes pasan menos tiempo en FaceBook son los que tienen una percepción diferente debido a que disfrutan más el tiempo en el mundo real con sus amigos. Otro punto a destacar según dicho estudio, es que los adolescentes son mas propensos a sufrir de la llamada “depresión FaceBook”.
El segundo de los estudios difudidos se desarrolló en Alemania y consistió en una encuesta a 600 estudiantes universitarios. Este fue llevado a cabo por el Instituto de Sistemas de Información de la Universidad Humboldt y de la Universidad de D. Según los investigadores alemanes, ser testigo de las vacaciones, la vida amorosa y los éxitos laborales de los amigos en FaceBook puede provocar envidia y despertar sentimientos de tristeza y soledad. Concluyeron que una de cada tres personas se sintió peor y más insatisfecha con su vida tras visitar la página, mientras que la gente que simplemente echó un vistazo sin contribuir fue la menos afectada. Concluyeron que los treintañeros son los que sentirían probablemente más resentimiento por la felicidad familiar, mientras que las mujeres son las que más envidian el atractivo físico. Según dicho estudio, los hombres mostraron una mayor tendencia a la autopromoción para hacer que la gente supiera sobre sus logros, mientras que las mujeres se centraron en su aspecto y vida social. Mientras que el primer estudio se centró en la escala, el ámbito y la naturaleza de la envidia provocada por FaceBook, el segundo focalizó en cómo la envidia estaba relacionada con el uso pasivo de FaceBook y la satisfacción vital. Los investigadores dijeron que si bien los sujetos analizados eran de nacionalidad alemana, esperaban que los descubrimientos fueran aplicables a todo el mundo, ya que la envidia es un sentimiento universal, como entonces lo sería el posible impacto del uso de esta red.
El estudio que desmiente la directa relación entre el uso de FaceBook y la depresión, es la investigación llevada a cabo por Lauren Jelenchick y Megan Moreno (Escuela de Medicina y Salud Pública, Universidad de Wisconsin). En este caso, se examinaron a 190 estudiantes de entre 18 y 23 años que pasan la mitad del tiempo conectados a FaceBook, pero esta vez no se hallaron relaciones entre las redes sociales y la depresión. Los investigadores concluyeron que no hay evidencia científica para apoyar la teoría esbozada en un estudio del año anterior por la Academia Estadounidense de Pediatría, el cual sugería que la exposición a FaceBook podría conducir a una depresión en adolescentes.
La interpretación de estas investigaciones requiere que se tenga presente en primer lugar, las características del recorte poblacional que fue tomado: el hecho de que las encuestas fueron realizadas en sujetos que están atravezando la adolescencia o iniciando su juventud, no debe pasarse por alto. Por otro lado, es necesario tener en cuenta el hecho de que nuestra personalidad, con sus limitaciones, complejos y virtudes, nos marca el modo de relacionarnos con los demás en cualquer ámbito.
Con respecto a la primer aclaración, se considera parte de la normalidad que en esta franja etárea los sujetos atraviesen momentos depresivos, eufóricos, tristes y otros de los más variados, sin que se diagnostique como una patología. José Barrionuevo (2011) sostiene que todo adolescente y/o joven debe realizar grandes cambios estructurales a nivel de su psiquismo para alcanzar la madurez y esto claro está no se desarrolla sin consecuencias, emocionales -agrego yo-. Es y será así, en lo esperable, al margen de si pasa mucho tiempo o no en alguna red social, o al participar de actividades donde también tiene la posibilidad relacionarse con muchas personas, y donde debe lograr su propia individualidad. Una red social también permite socializar, esto es lo que resulta interesante desde todo punto de vista, la gran diferencia es que ésta lo hace en una comunidad que es virtual.
Un adolescente aún está en proceso de construcción y definción de su personalidad, si muestra una tendencia depresiva, ansiosa o envidiosa, seguramente tiene posibilidades de verse afectado al relacionarse con otros tanto en un ambiente real como virtual. Si el sujeto es empático, celoso, optimista, envidioso, etc. en su vida real, también lo será, tarde o temprano, en una comunidad virtual, sin hacer diferencias. Del mismo modo ocurrirá en jóvenes y adultos: su subjetividad lo determinará. Si realmente está atravesando una depresión, seguramente le afectará de muchas maneras el uso de FaceBook y podrá encontrar palabras de aliento o razones para sentirse peor, así como podría ocurrir en una comunidad real. Lo interesante en todos los casos sería poder lograr, como en todos los aspectos de nuestra vida, un equilibrio de participación en ambos tipos de comunidades, lo cual sería mucho más enriquecedor.
Aunque al principio, la virtualidad parece ofrecer un lienzo para representar lo que preferimos exibir, a la larga, más allá del medio en el nos mostremos, nuestro ser nos desborda y terminamos siendo lo que somos, muy a pesar de nosotros mismos: depresivos, envidiosos, ansiosos, empáticos, celosos, optimistas, generosos, narcisistas, reflexivos, etc.
Referencias
http://online.liebertpub.com/doi/abs/10.1089/cyber.2011.0324
http://www.hu-berlin.de/press-portal/nachrichten-en/nr1301/nr_130121_00
http://www.jahonline.org/article/S1054-139X(12)00209-1/abstract
http://www.journals.elsevier.com/journal-of-adolescent-health/
Barrionuevo, J. (2011) Adolescencia y juventud: Consideraciones desde el psicoanálisis, Ed. Eudeba